PRIMAVERA

En Primavera yo no florezco, me salen las espinas, me desangro.
Enterraría mi matrimonio, las amigas que me dejan plantada, los consejos de hermanos,
la falsedad de quien pregunta cómo estás, deseando sólo que nunca le molestes.
Le tiraría mis sueños a los leones y mis éxitos a las fauces de las hienas.
Que rían ellas de tanta estupidez, del insentivo a la insensatez, de tanto hueco.
En Primavera veo las redes sociales como un desfile de personas deformes,
más grandes en la minúscula pantalla del teléfono de lo que muestra la talla y el espejo.
En Primavera no me quiero. El color que mejor me define es el rojo. Me duelo, me muero, aspiro a desaparecerme.
En Primavera qué fraude el arte. Qué idiotas somos buscando vernos.
Qué hartazgo todo, que trabajo encontrar la razón que le devuelva al mundo un trozo de sentido.
Publicidad de la falsa belleza,
apología del amor consumido y nunca consumado,
autoalabanza de zombie hipnotizado con su propio reflejo.
En Primavera qué poco creo, qué poco sé, qué nada me convence.
En Primavera, si acaso tuviese algo de fuerza, tejería una cueva en el bosque.
Me iría sólo vestida con pendiente de plumas.
Y allí lejos de todo, lejos de todos, aprendería el lenguaje de los árboles.
Para que el color que me llene sea el verde,
para que me nutra la vida,
para que todo lo que soy no se limite a lo que tengo y hago.
Para que me habiten los pájaros
Para volverme viento.
Ana Álvarez-Errecalde – Mayo 2018
Foto: VACIAR, Serire Dualidades Ana Álvarez-Errecalde 2003
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