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Maternidad Libre

En un mismo día me llegan dos artículos sobre maternidad con los que no me identifico y discrepo.

Uno escrito por Ana Fernandez de Vega ¿Es feminista defender el derecho a cuidar de los padres?

El otro escrito por Carolina León: Dejar de ser “Madre”

 

El primero demuestra cuán confundido está el feminismo si antepone los derechos del padre a los derechos de los bebés y si antepone el deseo del Estado al deseo materno.
Un planteamiento que sin rigor científico y sólo bajo la subjetividad de la mencionada experiencia de la autora, propone que se equiparen los derechos parentales haciendo intransferibles las bajas de mujeres y de hombres, para defender el derecho de los hombres a cuidar de sus hijos aún si este derecho, según nos alerta la ciencia, está en detrimento de los derechos de la cría, y en una gran cantidad de casos también en detrimento de la madre.
Lo malo no es que se escriba sobre esto. Lo malo es que esto forme parte del programa “feminista” de un partido que se postula a la presidencia y se proclama progresista y democrático. ¿Cómo se favorece la libertad, se ejerce la responsabilidad personal y se estimula la autogestión cuando todo, hasta nuestras relaciones más íntimas pasan a estar tuteladas por el Estado?
Para “convencernos” de las ventajas (infundadas) que esta baja compartida e intransferible ofrece, se nos dice que se evita la discriminación femenina en el mercado laboral. Yo me pregunto qué harán las mujeres a partir de las escasas 16 semanas de baja, con los pechos llenos de leche, las hormonas revueltas y el regazo vacío. Qué harán bebés de cuatro meses queriendo madre pero conformándose con sustitutos recién comprados y cuántas enfermedades físicas y psicológicas, cuántos falsos apegos, serán generados inhibiendo la necesidad más primal.
Según el artículo, otra de las ventajas es asegurarnos una autonomía económica presente y futura (de verdad? en esta época en donde ni siquiera sabemos si explotaremos en el próximo metro ni cuántos meses tendremos que esperar para que nos den quirófano para una operación urgente,  hay alguien que se cree que hay garantía económica “presente y futura” que provenga de un sueldo de mierda? )
Otra de las “ventajas” anunciadas es que si dejamos a los bebés al cuidado de sus padres podremos realizarnos laboralmente evitando la depresión posparto. Y acá ya duele demasiado, ver un escrito avalado por una plataforma política que no tiene absolutamente ninguna consideración ni respeto a los informes que detallan la severidad de un diagnóstico muchas veces ligado a mala praxis médica, violencia obstétrica, intervenciones injustificadas, redes de contención social rotas o inexistentes…

El segundo artículo me entristece aún más que el primero. Toca una fibra más sutil y es más fácil empatizar con la autora pero desvela un problema de raíces más profundas.
Me entristece ver cuán adoctrinados estamos. Desde niñ@s parece que nos preparan para la vida, como si fuese algo que empezará en el momento mágico en que finalmente nos volveremos libres (de la institución escolar, de la institución familiar). Si no estuviésemos sometidos desde la más tierna infancia tal vez seríamos capaces de abrazar las responsabilidades en nuestra adultez sin estar a la espera del momento en que podemos huir de ellas.

La autora cita a Adrienne Reich “No basta con dejar que nuestros hijos se vayan: necesitamos personalidades propias para regresar a ellas” y me parece simbólico porque es una intelectual blanca, de clase alta, lesbiana que reprimió su sexualidad y quien sintió la maternidad como una institución. Esa es su experiencia, pero no es la mía. Yo no siento que en algún momento de mi vida vaya a tener que “regresar a mi personalidad”, como si al convertirme en madre la hubiese metido en un ropero. Siento que mi identidad, mi personalidad, va cambiando, creciendo, amoldándose e integrando cada una de las experiencias vividas.
La autora habla de soltar el “rol de madre” … Habla de “desarbolar todo el entramado sociocultural que identifica “madre” con responsabilidad eterna, atribuciones infinitas” y quiere hacerlo plural para que sirva absolutamente a todas las madres desde “la blanquita de Manhattan, a la negra de Senegal o a la chavala de aquí al lado”… Y a mí me duele el alma porque creo que la responsabilidad eterna no viene exclusivamente con la maternidad (que en algunos casos también) sino especialmente con la madurez y con el ejercicio del amor.
Como madre de un hijo totalmente dependiente desde su nacimiento hace ya 16 años no estoy a la espera del día en que pueda “soltar” mi maternaje. Mi realización personal no depende de mi falta de compromiso, muy por el contrario, me realizo en los momentos fugaces en los que veo que lo que hago tiene un sentido que contribuye y enriquece de alguna forma al entramado social al que pertenezco.

Conozco hombres y mujeres cuyos hij@s mayores han quedado con severas discapacidades debido a accidentes y han vuelto a alimentar en boca, a cambiar pañales, a empujar sillas.
Conozco hombres y mujeres que en determinado momento comienzan a maternar a sus propios padres o madres porque la vida tiene sus vueltas y si somos maduros, conscientes y responsables también podemos asumir estos cuidados no como una carga que impide la realización sino como una etapa más de lo que implica el compromiso de estar vivos, ser humanos, amar… y justamente realizarse para mí va de eso…
El amor no se legisla. El amor se ejerce. Es demasiado libre, y demasiado grande, para restringirlo a 16 semanas o a catorce años.

La vida no es algo que empiece en aquél momento en que finalmente nos sentimos libres de responsabilidades. La vida es lo que día a día tienes delante y lo que logras hacer con eso.

"Icaro en casa" (Icarus at home) - 2002

“Icaro en casa” (Icarus at home) – 2002

One thought on “Maternidad Libre”

  1. Fátima
     ·  Reply

    Completamente de acuerdo con tu opinión sobre el primer artículo (el segundo aún no lo leí)
    Me indigna que intenten anteponer, como siempre, el derecho de los hombres a tener un permiso de paternidad igual que el de la mujer, intentando convencernos con argumentos absurdos y como si fueran encima beneficiosos para nosotras.

    Pero claro, como van a ser menos los hombres, hasta en nuestro propio terreno intentan tener los mismos derechos. Antes la sociedad tendría que pegar un cambio radical, suprimir la cultura machista y patriarcal en la que vivimos y luego ya hablaríamos sobre el permiso de paternidad.
    Aunque claro, también por pedir, para que sea todo igualitario, podrían pedir transplante de útero, inyección de hormonas y que ellos también se queden embarazados. (A ver cuantos apoyan esta iniciativa ja ja ja)

    El embarazo es de mamá y bebé, al igual que el parto, es por ello que nadie decide sobre cuanto tiempo quiero estar criando, cuidando y educando a mi hijo, la pareja también es importante, no digo lo contrario, pero nada es equiparable al vínculo que se genera entre una madre y un/a hij@. Por ese motivo el permiso de maternidad es lo único relevante.

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